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La gripe en Cataluña
La gripe a través de la documentación de la época

La prensa de la época se hace eco de la enfermedad y los efectos de la gripe. Encontramos noticias en todos los periódicos del momento. La prensa nos da una idea del contexto social en el que acontecen los hechos.

 

La impresión que hemos sacado de los diarios consultados es la de un total desconcierto e impotencia porque nadie sabía cómo enfrentarse a esta pandemia. Sí que encontramos consejos sobre higiene, sobre todo, por parte de las instituciones oficiales.

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El Archivo Histórico de Sabadell publicó una serie de documentos en su página de facebook entre los que recogemos este documento que proporcionaba información y consejos sobre medidas preventivas.

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Los periódicos anunciaban multitud de soluciones sin ninguna certeza científica pero con la intención de mejorar la salud o, al menos, prevenir la gripe:

El zotal se convirtió en el desinfectante por excelencia, recomendado por las instituciones oficiales.

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La epidemia aumenta, pero con carácter más benigno.

Ha disminuido el número de defunciones.

El Rey está más aliviado. La temperatura fue esta mañana de 38 con dos y por la noche de 38.

La regadera automóvil desinfectó las calles de la ciudad con zotal. Pujol

La Vanguardia, 3/10/1918.

En algunos casos la prensa hizo eco de la gripe en formato satírico, como es el caso de L'Esquella de la Torratxa (ver apartado Humor).

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La Esquella de la Torratxa, 25/10/1918.

Así como podemos ver cientos de fotografías del uso de mascarillas en fotografías del mundo anglosajón, sobre todo de Estados Unidos, no hemos encontrado testimonios gráficos del uso en España y Cataluña. Sin embargo, encontramos noticias que dan fe de su existencia.

Los enfermos se instalarán (cuando sea posible) en habitaciones ventiladas, cuidando de procurar su mayor aislamiento; su asistencia se efectuará con el mayor rigor higiénico, con mascarilla de gasa, cambio de ropa, etc., etc., efectuando cuando indique el médico por nimio que sea. Todo caso debe ser denunciado.

Confiando que todos los ciudadanos cumplirán estos deberes higiénicos, la Alcaldía espera que la situación sanitaria de Barcelona continuará siendo la normal, ya que por todas  partes se ha comprobado que la lucha individual es de mayor efectividad que la colectiva.

La Vanguardia, 11/2/1919.

De las pocas fotografías testimoniales de la gripe en Cataluña, se ha encontrado esta de una mujer enferma en un Hospital de Girona. La fotografía pertenece al fondo del Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CDRI) del Ajuntament de Girona.

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Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CDRI), l’Ajuntament de Girona.

Fotografías del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, sin fecha exacta pero a finales de los años 1910 - principios de los años 1920, en plena epidemia de gripe:

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Sala de los Dolores o Enfermería de Santo Tomás. Autor: J. Ribera Llopis.

Imagen cedida por el Archivo Histórico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, con el permiso del heredero del autor, Jaume Ribera Riera.

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Sala de San Pedro del Departamento de hombres. Autor: J. Ribera Llopis.

Imagen cedida por el Archivo Histórico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, con el permiso del heredero del autor, Jaume Ribera Riera.

El Archivo de la Diputación de Tarragona ha compartido imágenes de su fondo a través de un vídeo que nos permite hacernos una idea de cómo fue la gestión de la gripe de 1918 en la demarcación de Tarragona:

También encontramos constancia de escenas cotidianas de la gripe en el Cuaderno de dibujo de Joaquim Renart realizado entre el 11 de marzo al 25 de diciembre de 1918. Dibujó situaciones cotidianas como esta que os proporcionamos y que habla de la pasa en referencia a la gripe (ver apartado nombres de la gripe).

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En el CRAI Biblioteca podéis encontrar sus diarios y algunas obras ilustradas por el dibujante:

El número de defunciones en Barcelona desbordó los servicios funerarios, tanto es así que se presentaron denuncias con motivo de las demoras en los enterramientos. El Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona dispone de estas denuncias en su fondo:

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Denuncias presentadas con motivo de demoras en los entierros durante la epidemia de gripe, 12 de octubre de 1918. Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona (Expediente D-1287).

El párrafo que transcribimos, y que pertenece a Biografía del Paralelo (1894-1934), sintetiza perfectamente el paso de la gripe en Barcelona:

En mayo de 1918, llegó la gripe, el “Soldado de Nápoles”, benigna todavía, que el calor extinguió, pero que el otoño volvió a reanimar, en septiembre, para agravarse, imponentemente, en octubre, persistir en noviembre y colear hasta Navidades. Epidemia mundial que mató más que cuatro años de guerra. En Barcelona, doscientos mil tocados y diez mil defunciones. […]. No había aspirina, ni ataúdes, ni bastantes brazos sepultureros. No había más que muertos.

En Cataluña y Barcelona, ​​la gripe tuvo igualmente un gran impacto, sobre todo durante los meses de octubre y noviembre de 1918.

 

Desde la Mancomunidad de Cataluña y desde los ayuntamientos se adoptaron medidas para evitar la difusión de la pandemia, como extremar la prevención en los trenes que volvían a Barcelona desde Portbou llenos de trabajadores estacionales, se cerraron los pozos de agua, se extremó la desinfección de las calles, se cerraron centros escolares públicos y el edificio de la Universidad de Barcelona también quedó cerrado, tal y como apuntó el joven estudiante de Derecho Josep Pla en su Quadern Gris (véase apartado La gripe en la UB).

 

El alcalde de Barcelona, ​​Manuel Morales Pareja, también ordenó habilitar espacios municipales como hospitales, e incluso pidió ayuda al Ejército para transportar y enterrar a los muertos.

 

Las familias de comerciantes con al menos un contagiado estaban obligadas a bajar las persianas de los negocios, lo que provocó desabastecimiento y encarecimiento de los precios, especialmente el de medicinas y el de desinfectantes como la lejía.

 

Los problemas económicos, la incertidumbre, el escepticismo respecto a las recomendaciones de algunos sanitarios y el colapso de los servicios funerarios (muchas familias tenían que tener el cuerpo del difunto en casa durante días hasta que pasaban a recogerlo) provocaron habituales protestas en la plaza de Sant Jaume (Barcelona).

 

En total, murieron en Barcelona 22.767 personas, es decir, el 3'5% de la población total de la ciudad. Además, los 640.000 habitantes de la ciudad, al menos 150.000 se vieron infectados.

 

Con estas cifras, no sorprenden las palabras de Josep Pla, que escribía en su diario (1966):

 

Ahora, finalmente, da gusto de vivir en Cataluña.

La unanimidad es completa. Todo el mundo está de acuerdo.

Todos hemos tenido, tenemos o tendremos, indefectiblemente, la gripe.

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